– 150 cc de agua
– 25 cc de aceite
– 10 g de levadura fresca
– 1 cucharada de miel
– 1/2 cucharadita de sal
– 4 cebollas caramelizadas
– peperoncino a gusto
Para caramelizar la cebolla: las cortamos en juliana delgada y salteamos a fuego muy suave en una cacerola con un poco de aceite mezclando cada tanto. Si tenemos suficiente paciencia, al término de unos 60´ la cebolla se comenzará a tornar de un color amarronado, señal que ya está caramelizada, basta probarla. Si deseamos acelerar el proceso, luego de 30´ añadimos una cucharadita de azúcar y una vez caramelizó, si la encontramos muy dulce le adicionamos un chorro de vinagre de vino.
Hacemos una corona con la harina y en su centro mezclamos el agua con la levadura y la miel; vamos llevando con cuidado la harina hacia el centro, mezclamos, adicionamos la sal y el aceite y amasamos hasta obtener una masa suave y sedosa, unos 10´.
Bollamos y dejamos reposar en bol cubierto hasta que duplique su volúmen, unos 60´.
Volcamos la masa sobre una superfice apenas enharinada, hacemos un chorizo y dividimos en 9 partes iguales; bollamos, cubrimos y dejamos reposar por 15´.
Presionamos cada bollo con la mano hasta lograr unas piezas redondas de 10 a 12 cms de diámetro; cubrimos y dejamos reposar nuevamente por unos minutos (dependerá de nuestras preferencias, si las deseamos más esponjosas más tiempo, más delgadas y crocantes menos); los pinchamos con un tenedor (así lo hacía la bobe Berta), distribuimos por encima la cebolla caramelizada y un poco peperoncino (sugiero emplearlo con moderación) y llevamos a horno bien caliente y unos 250´ de temperatura por 5´a 8´.
Retiramos y dejamos orear sobre rejilla, el tiempo que logremos resistir la tentación…
Podemos comerlos calientes, tibios o fríos, en cualquier caso son deliciosos…