Ponemos a hidratar los hongos con un par de horas de anticipación. Una vez hidratados retiramos del agua, escurrimos y picamos. Reservamos una tacita del agua de la hidratación, descartando la arenilla depositada en el fondo.
Preparamos la masa del modo habitual, ver “Masa para pasta al huevo, técnicas básicas“.
En una sartén grande con el aceite de oliva y una pizca de sal cocinamos a fuego suave las cebollas de verdeo y el ajo hasta transparentar.
Incorporamos los hongos picados y el tomillo, mezclamos y luego de 2 minutos añadimos una tacita del líquido reservado y una tacita de vino blanco. Reducimos el fuego y continuamos la cocción hasta que los hongo se hayan tiernizado y el líquido evaporado en su casi totalidad. Incorporamos las papas, mezclamos, salpimentamos, ajustamos sabor y en bol cubierto llevamos a frío.
Estiramos la masa hasta el punto 5 o 6 de la máquina y dividimos en 2 ó 4 tiras de tamaño similar.
Colocamos una tira enharinada en su base sobre un molde para ravioles grandes tipo raviolones y con una cucharita vamos poniendo el relleno.
Cubrimos con otra tira presionando suavemente primero para quitar el aire y hacemos rodar luego un palo por encima de modo de marcar y sellar. Volcamos sobre una superficie enharinada y si hace falta con un cortapastas completamos el cortado. Reservamos enharinados y repetimos hasta completar, recuperando siempre los trozos de masa sobrantes.
Ponemos a hervir abundante agua y salamos cuando rompió el hervor.
En una sartén en la que quepan los ravioles derretimos la manteca, agregamos la salvia y cocinamos a hasta que la manteca comience a oscurecerse y la salvia se vuelva crocante.
Ponemos inmediatamente a hervir la pasta, retiramos al dente, escurrimos y volcamos en la sartén con la manteca y salvia.
Revolvemos y luego de 1 ó 2 minutos servimos en platos precalentados.
Espolvoreamos con el parmesano rallado y un toque de pimienta negra y disfrutamos!