En mi Moisés Ville natal al pan trenzado de los viernes por la tarde lo llamábamos ” koilich”, era muy liviano, con una miga muy blanca y una corteza dorada y crocante, saladito y riquísimo según recuerda mi paladar de niño.
Ya de grande, probé la “jalá” un pan trenzado sabático mucho más dulce y untuoso, tan diferentes uno del otro que no sería posible compararlos.
Y en esta oportunidad comparto la receta de “jalá” que preparé para el viernes pasado y resultó muy sabrosa en opinión de los comensales de turno. Para 2 piezas grandes:
1 kg de harina 000 (común o de panadería)
3 huevos grandes + 1 pequeño para pintar los panes
400/450 ml de agua, según el tamaño de los huevos
1/4 taza de aceite
100 g de azúcar
20 g de sal
10 g de levadura seca
Semillas de amapola y/o sésamo para decorar
En un bol pequeño con 1/4 taza del agua disolvemos la levadura junto con 1 cucharada del azúcar. Agregamos 1 cucharada de la harina, mezclamos y esperamos un par de minutos a que comience a espumar.
En un bol grande mezclamos el resto de la harina con el azúcar y la sal. Hacemos una especie de volcan y en su centro volcamos la levadura ya espumada, los huevos y el resto del agua. Integramos y finalmente incorporamos el aceite.
Volcamos sobre una superficie de trabajo y amasamos por unos 10 minutos hasta obtener una masa suave y sedosa. Adicionaremos harina, siempre de a poco y sólo en la medida que encontremos necesaria.
Hacemos un bollo, lo colocamos en un bol grande pincelado con aceite, cubrimos y esperamos aproximadamente 1 hora hasta que duplique su volumen. El tiempo de levado dependerá mucho de la temperatura ambiente.
Una vez leudado, desgasificamos la masa, dividimos en seis bollos de tamaño similar, cubrimos y dejamos reposar por unos 15 minutos.
Ya reposada la masa, hacemos chorizos de unos 60 cms de diámetro. Los trenzamos, cubrimos y dejamos leudar nuevamente, esta vez por unos 30 minutos.
Precalentamos el horno a 200*.
Pintamos los panes con el huevo y distribuimos por encima las semillas de amapola y/o sésamo.
Horneamos hasta que el pan se vea bien dorado, unos 30 minutos.
Retiramos y dejamos orear sobre una rejilla.
Y resistimos la tentación y no lo cortamos al menos hasta que haya entibiado :):