MASA
– 200 g de harina 0000 (refinada)
– 2 huevos grandes
– 20 hojas grandes de menta fresca
RELLENO
– 200 g de ricota fresca
– 125 g de queso de cabra semiduro
– sal (poca) y pimienta negra
SALSA
– 75 g de manteca
– 1 limón, su ralladura
– hojas de menta fresca picada para decorar
Preparamos la masa del modo habitual (ver: “Masa para pasta al huevo, técnicas básicas” , procesando en esta oportunidad, previamente, la menta con los huevos.
Rallamos el queso de cabra, lo mezclamos con la ricota y condimentamos a gusto; el sabor debe ser relativamente intenso.
Estiramos la masa hasta el punto 7 de la máquina y la dividimos en tiras algo mayores que las medidas del molde elegido.
Colocamos una tira previamente enharinada en su base sobre el molde y con una cucharita vamos poniendo el relleno; cubrimos con otra tira, presionamos suavemente y hacemos rodar un palo por encima de modo de marcar y sellar.También podemos, como en la foto, cortarlos de a uno con un cortante redondo.
Reservamos sobre una superficie enharinada y continuamos con las otras tiras, recuperando los sobrantes de masa para volver a estirarlos.
Ponemos a calentar abundante agua y salamos cuando rompió el hervor.
Mientras, calentamos la manteca a fuego suave, de modo que al mezclarla con la pasta haya adquirido un color amarronado y un aroma almendras.
Echamos la pasta en el agua hirviendo y retiramos al dente. Retiramos, escurrimos y echamos dentro de la sartén a fuego vino. Revolvemos y luego otros 2 minutos emplatamos en platos precalentados, decorando con ralladura de limón y hojas de menta picadas.
Una pasta sencillamente deliciosa según aseguraron los comensales aquella vez…