MASA
– 200 g de harina 0000 (refinada)
– 2 huevos mediano-grandes
RELLENO
– ½ kg de Calabaza pelada y cubeteada
– 100/120 g de queso azul desgranado
– 1 tacita de jugo de naranja
– 1 tacita de aceite de oliva
– 1 cucharada de miel
– 3 dientes de ajo aplastados
– 2 ramitas de salvia fresca + 2 cucharadas de hojas troceadas
– Sal y pimienta negra recién molida
SALSA
– 100 g de manteca
– 1 puñado de hojas de salvia fresca. partidas
– Sal y pimienta negra recién molida
Encendemos el horno a 200* (máximo de un horno convencional)
En un bol mediano mezclamos el jugo de naranja con la miel y el aceite de oliva; agregamos los cubos de calabaza, el ajo y las ramas de salvia; salpimentamos, mezclamos, transferimos a una fuente de horno y horneamos hasta que la calabaza esté completamente tierna, unos 40 minutos.
Retiramos del horno, descartamos las ramas de salvia y los ajos y dejamos entibiar. Procesamos conjuntamente con el queso azul hasta integrar completamente. Revisamos y corregimos sabor. Transferimos a un bol grande y llevamos a frío, al menos por ¾ hora.
En un bol vertemos la harina, hacemos un hueco en su centro y echamos dentro los huevos; con un tenedor vamos incorporando de a poco la harina al centro y con un cornete y luego con las manos formamos un bollo. Lo volcamos sobre la superficie de trabajo y amasamos hasta obtener una masa sedosa y firme. Envolvemos en papel film y dejamos reposar al menos por 30´.
Aplastamos la masa con la mano, la espolvoreamos con harina y la pasamos por el punto más ancho de la máquina; doblamos en 3 y volvemos a pasar; repetimos 4 veces y luego una vez por cada punto hasta el punto 7 Cortamos tiras algo más largas que el molde raviolero.
Enharinamos la parte inferior de una tira, la disponemos sobre el molde y con una cucharita vamos colocando el relleno; cubrimos con la otra tira, presionamos suavemente con las manos para quitar el aire y luego pasamos por encima un palo para sellarlos y separarlos. Volcamos sobre la superficie de trabajo y completamos el corte con un cortapastas. Los reservamos sobre superficie enharinada. Repetimos con las otras tiras y recuperamos los restos de masa.
En una cacerola ponemos a calentar abundante agua y cuando rompe a hervir salamos.
En una sartén grande derretimos la manteca a fuego suave y cuando comienza a oscurecerse incorporamos las hojas de salvia. Cocinamos un par de minutos más, salpimentamos y mantenemos a fuego corona.
Ponemos a hervir la pasta, la retiramos al dente, escurrimos, mezclamos con la salsa y servimos de inmediato en platos precalentados y decorando con algunas hojas de salvia.