Es un pan con el que siempre se queda bien. Algunas veces llevé varios “más sofisticados” junto con este a alguna reunión y este siempre se llevó los premios, nunca falla (hasta ahora…).
– 500 g de harina 000
– 250 g de agua
– 10 g de levadura
– 100 g de cebolla picada
– 50 g de aceite
– 12 g de sal
Hacemos una esponja con la levadura, 150 g de harina y 150 g de agua y esperamos que duplique su volúmen.
Salteamos la cebolla en el aceite y reservamos.
Hacemos un empaste con la harina y el agua remanente, la sal y la cebolla, agregamos la esponja y amasamos bien. Bollamos y dejamos reposar en bol cubierto y enharinado o engrasado (de acuerdo a como percibamos la masa) por 1h hasta que duplique el volúmen. Retiramos, desgasificamos, damos forma y colocamos en la asadera previamente enharinada o engrasada para un nuevo levado antes de hornear, unos 45′. Precalentamos el horno.
Una vez levó esparcimos harina por encima, efectuamos los cortes que deseemos (influirán en la forma final) y horneamos en horno medio – alto por 25′.
Es un pan sencillo y que dificilmente salga no-rico, vale la pena intentarlo.