Una rica tarta que degustamos este precioso mediodía de enero porteño, acompañada de un fresca ensalada de tomates, palta y zanahoria y un muy fresco…rosado de malbec :). La receta, para una tartera de 25 cms de diámetro:
MASA
– 100 g de harina integral
– 100 g de harina común
– 65 ml de aceite
– 65 ml de agua
– 1/2 cucharadita de sal
– 1/4 cucharadita de mix de pimientas
RELLENO
– 3 cebollas coloradas, cortadas en media juliana
– 200 g de ricota fresca
– 100 g de queso azul desgranado
– 2 cucharadas de aceite de oliva
– 3 huevos grandes
– pimienta y sal (sólo si hace falta)
En un bol mezclamos los ingredientes de la masa, hacemos un bollo y lo amasamos por unos minutos. Envolvemos en papel film y dejamos reposar.
Encendemos el horno a 180*
En una sartén con el aceite de oliva salteamos las cebollas a fuego mínimo por 15 minutos, revolviendo cada tanto. Dejamos enfriar.
En un bol batimos ligeramente los huevos con el queso crema y la mitad del queso azul. Pimentamos y agregamos sal si hiciera falta.
Con un palote estiramos la masa de modo que cubra la tartera más sus bordes. La forramos y volcamos hacia afuera los excedentes de masa.
Distribuimos sobre la base la mitad de la cebolla y volcamos sobre ésta la mezcla de huevos. Echamos por encima, de modo parejo, el resto de la cebolla y el queso azul. Con el canto de un cuchillo cortamos los excedentes de masa.
Horneamos por unos 45 minutos hasta que se vea dorada. Si tenemos fuego superior e inferior es conveniente los primero 35 minutos emplear el calor inferior y los últimos 10 el superior.
Servimos preferentemente tibia acompañando con una ensalada fresca.