Una de mis maneras preferidas de comer langostinos (sus colas) y, de paso, bastante sencilla de preparar. Recomiendo comerlos sin quitarle la cáscara, es super sabrosa, crocante y, de paso, bastante nutritiva. Para 4 personas como entrada:
– 1 y 1/2 cucharada de maizena
– 2 cucharadas de perejil picado
– 1/2 taza de aceite
– 1 cucharadita de sal
– 1/2 cucharadita de mix de pimientas
– 1/2 chile picado, sin sus semillas, o, si no les gusta tan picante, peperoncino o ají molido
– ½ taza de aceite vegetal
– ½ taza de aceite vegetal
Lavamos los langostinos, cortamos con un cuchillo serrado la cáscara en su parte superior, quitamos la “venita” negra, enjuagamos y dejamos secar sobre un papel absorbente o repasador limpio.
En un bol mezclamos la maizena con la pimienta y la mitad de la sal y volcamos dentro los langostinos enharinándolos bien.
En una sartén mediana calentamos el aceite a fuego medio-alto y freímos por tandas los langostinos hasta que estén dorados, algo más de 1 minuto por lado.
Transferimos a servilletas de papel y luego espolvoreamos con el picante elegido, el resto de la sal y el perejil picado.
Acompañamos con arroz blanco regado con un poco del aceite. Una sencillísima exquisitez.
(La idea, con las debidas licencias, fue tomada de Epicurious)