A quienes le gustan los sabores algo amargos e intensos les va a gustar mucho esta tarta; yo personalmente probaría hacerla también con aceitunas negras para acentuarle incluso sus características de sabor. Para dos personas y una tartera de 25 cms de diámetro:
RELLENO
– 150 g de champignones frescos
– 1 cebolla mediana
1 diente de ajo
– sal, pimienta, ají molido
– 1 cucharada de fécula de maíz (opcional)
– azúcar para esparcir por encima
Para la masa, con un tenedor desgranamos la margarina en la harina, incorporamos el líquido, salpimentamos y amasamos un poco; reservamos cubierta en heladera por lo menos por 1 hora.
Seleccionamos, lavamos y escurrimos las radichetas; las cocemos en microondas en recipiente tapado por 2′; retiramos, volvemos a escurrir, picamos y reservamos.
Picamos las cebollas y el ajo y salteamos en una sartén grande con un poco de aceite y una pizca de sal hasta transparentar; añadimos los champignones fileteados, luego de 2’ó 3′ desglasamos con el vino blanco e incorporamos las radichetas picadas; mezclamos y cocinamos hasta que haya evaporado un poco el líquido pudiendo agregar de ser necesario una cucharada de fécula o almidón de maíz; salpimentamos.
Batimos los huevos y les incorporamos las radichetas.
Retiramos la masa de la heladera y estiramos bien sobre superficie enharinada; forramos la tartera ligeramente engrasada; volcamos el relleno, decoramos con tiras de la masa sobrante y esparcimos por encima un poco de azúcar. Horneamos en horno medio por unos 20′.
Sale una tarta con un sabor diferente, muy especial.
2 respuestas
Parece muy rica…
Muchas gracias por visitarme, y sí, es rica…