– 60 g de manteca pomada
– 125 g de harina común
– 1/2 cucharadita de sal
– 2 a 3 cucharadas de agua helada
– 40 a 50 cc de agua helada
En una procesadora mixeamos a baja velocidad el queso con la manteca y la sal; añadimos la harina y continuamos procesando hasta lograr un arenado grueso. Añadimos lentamente el agua estrictamente necesaria para formar una masa. Aplastamos un poco, envolvemos con papel film y refrigeramos por 1 hora.
Calentamos el horno a 180* (3/4 temperatura). Dividimos la masa en dos y estiramos con un palote hasta formar dos rectángulos con un grosor aproximado de 1 cm.
Con un cortapastas cortamos dando la forma deseada, colocamos sobre asaderas teflonadas o cubierta la base con papel de horno o lámina de silicona y horneamos por unos 18´ hasta que hayan tomado un color dorado oscuro.
Retiramos del horno, esperamos hasta que se entibien para probar (si, esperamos!) y una vez frios guardamos en frasco hermético o bolsa de nylon.
Dicen que se mantienen muy bien por una semana aunque dicen también que es difícil duren tanto tiempo….
Riquísimos!
2 respuestas
Qué buena receta, Saúl!!! A los chicos que les gustan tanto estas cositas…, los prepararé para mis nietos y de paso uno sabe que comen algo sano. Deben ser riquísimos!Una curiosidad, los que mostrás en la foto, los cortaste con el palo de amasar de los ravioles?, me da la impresión por la formita que tienen… Cariños!Gloria
Gracias Gloria por el comentario! Los corté con un cortapastas, podría haber sido también con un palo de amasar ravioles. Saludos