PASTA
– 200 a 220 g de harina (0000) refinada
– 2 huevos grandes
– 1/2 cucharadita de sal
SALSA
– 3/4 kgs de cebollas cortadas en juliana delgada
– 2 cucharadas de manteca
– 1 cucharada de aceite de oliva
– agua, cantidad necesaria, si hiciera falta
– 1/2 taza de vino blanco
– 3/4 taza de perejil picado
– sal, pimienta negra recién molida y peperoncino o ají molido
– parmesano recién rallado
Preparamos la masa del modo habitual, ver “Masa para pasta al huevo, técnicas básicas“.
Una vez reposada la masa estiramos hasta el punto 7 de la máquina y cortamos en el punto 4 de modo
que queden prácticamente tubulares. Dejamos reposar bien enharinados y cubiertos.
En una sartén grande derretimos la manteca con el aceite de oliva, volcamos dentro las cebollas en juliana, mezclamos, tapamos y cocinamos a fuego muy suave por unos 40′ hasta que las cebollas se haya vuelto muy tiernas y comiencen a colorar. Cada tanto revolveremos y si hace falta adicionaremos un poco de agua, no queremos que se doren. Destapamos, salamos, condimentamos generosamente con pimienta negra y peperoncino (tener en cuenta que las cebollas se han endulzado bastante), agregamos el vino y continuamos la cocción hasta que las cebollas hayan adquirido un color marrón oscuro (no quemado) y el líquido casi desaparecido. Agregamos 2/3 del perejil, mezclamos y apagamos el fuego.
Ponemos a hervir la pasta en abundante agua con sal, retiramos al dente, no más de 2′ y mezclamos con la salsa caliente adicionado 1/2 taza del agua de la cocción.
Servimos de inmediato en platos precalentados decorando con el resto del perejil y espolvoreando con el parmesano, lo cual no es en realidad imprescindible.
Si bien lleva un poco de tiempo, no es difícil de preparar y los resultados muy gratificantes.