MASA
– 150 g de harina integral
– 50 g de harina leudante
– 60 ml de aceite de girasol o maíz
– 60 ml de agua
– 1/2 cucharadita de sal
RELLENO
– 400 a 500 g de espinacas congeladas (o 3 paquetes frescas)
– 2 cebollas coloradas cortadas en brunoise
– 150 g de queso fontina rallado
– 200 ml de crema doble (o queso crema o yogur si la prefieren más liviana)
– 1 cucharada de aceite
– 3 huevos grandes
– sal, pimienta negra y nuez moscada
En un bol mezclamos los ingredientes de la masa, integramos, volcamos sobre la superficie de trabajo y amasamos hasta obtener una masa sedosa. Cubrimos y dejamos reposar.
Descongelamos las espinacas siguiendo las instrucciones del envase y escurrimos muy bien presionando con las manos.
En una sartén grande salteamos a fuego suave las cebollas con el aceite y una pizca de sal hasta que estén ligeramente doradas; subimos el fuego, incorporamos las espinacas, mezclamos y luego de 1´ó 2´ retiramos y dejamos enfriar.
Batimos los huevos con la crema y condimentamos con sal, pimienta y nuez moscada; mezclamos con las espinacas y 2/3 del fontina rallado.
Con la ayuda de un palote estiramos la masa de forma redondeada y un diámetro unos cms mayor que la tartera a la cual forramos volcando los excedentes hacia afuera. Echamos dentro el relleno el relleno, floreamos con el fontina reservado y cortamos los excedentes de masa o los volcamos sobre el relleno.
Horneamos a 180* por unos 40´hasta que la masa se vea cocida y el queso gratinado. Retiramos del horno y esperamos unos minutos antes de servir, bien merece la espera…