En una “Clase de Pastas Rellenas” con Alan, David y Gaby tuvimos la suerte de que nos saliera una pasta mejor que la otra. Dejamos “la otra” para otro día y hoy publicamos esta que resultó sencillamente exquisita. Para 4 personas:
– 200 g de harina 0000 (refinada)
– 2 huevos
– 1 cucharada de aceite de oliva
– 1/2 cucharadita de sal
– 1 pizca de pimienta blanca
RELLENO
– 1/2 calabaza mediana, unos 750 g
– 250 g de queso brie en trozos pequeños
– 1 huevo
– 2 cucharadas de pan rallado
– sal y pimienta negra
SALSA
– 50 g de manteca
– 1 puñadito de hojas de saliva fresca
– sal y pimienta negra a gusto
– 1 cucharón del agua de la cocción de la pasta
– cebolla de verdeo picada, parte verde tierna
Preparamos la masa del modo habitual, ver “Masa para pasta al huevo, técnicas básicas“.
Cortamos la calabaza por la mitad longitudinalmente y horneamos boca abajo hasta que se tiernice unos 40′. Procesamos junto con el huevo, agregamos los trocitos de brie y el pan rallado que hiciera falta y salpimentamos.
Ponemos a hervir abundante agua con sal.
Estiramos la masa hasta el penúltimo de la máquina (o delgada con un palo de amasar) y la dividimos en 2 ó en 4 tiras de tamaño similar. Sobre una de las tiras colocamos cucharaditas del relleno dejando aprox 1,5 cm entre c/u; pincelamos los bordes con agua, cubrimos con la otra tira, presionamos suavemente para quitar el aire, dar forma y sellar, y con el cortapastas las cortamos (podemos desde ya emplear un molde para pasta, esta alternativa los torna visualmente “más caseros”). Reservamos sobre superficie enharinada y cubiertos con un repasador y repetimos con las otras tiras.
Unos pocos minutos antes de poner la pasta a hervir en una sartén grande derretimos la manteca y cuando comienza a tomar color incorporamos las hojas de salvia picadas y un poco de sal. Después de unos 3´ retiramos del fuego.
Ponemos la pasta a hervir en abundante agua con sal, retiramos al dente, no más de 2´de cocción, escurrimos y volcamos en la sartén junto con un cucharón del agua de la cocción; mezclamos y servimos en platos precalentados floreando con pimienta negra recién molida y verdeo picado.
Un plato delicado y exquisito, especial para agasajar a alguien muy querido, con un buen sauvignon blanc, buena música…