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COCINAR ES REVOLUCIONARIO!

Victor Hugo Guita meciona en un artículo en La Nación, basado en el libro “COOKED” de Michael Pollan que: “Los antiguos griegos nombraban con la misma palabra al cocinero y al sacerdote sacrificial: mageiros, término que comparte su raíz etimológica con la palabra “magia”. Cocinar es, pues, cosa de alquimistas capaces de dominar los misterios del fuego, el agua, la tierra y el aire. Cocinamos desde el principio del mundo, cuando transformamos lo crudo en lo cocido. Ese acto en apariencia inofensivo dio comienzo a una cultura nueva con consecuencias sobre la biología, la economía social, la alimentación y la salud”.

Mikel Lopez Iturriaga, a su vez, en “El Comidista” (se agradece la imagen) hace una interesante nota acerca del referido libro en relación con  carácter “revolucionario” del acto de cocinar, la cual transcribo parcialmente y con algunos retoques:

“¿Indignado, agobiado, harto del consumismo contemporáneo? ¿Frustrado por una vida poco satisfactoria en la que cada vez te sentís más títere y menos persona? Entonces tienes dos salidas: Una es movilizarte, salir a la calle a pegar cuatro gritos o meterte a antisistema. La otra, no excluyente de la primera, es más callada, más fácil y, a la larga, puede que más efectiva; consiste en llevar a cabo una sencilla actividad subversiva en tu casa: cocinar”.

Parafraseando a Michel Pollan, “hoy por hoy, no hay una forma más directa de transformar tu vida y de cambiar el mundo que volviendo a la cocina, ese lugar que poco a poco vamos abandonando al dejar nuestra alimentación en manos de la gran industria o de los profesionales de la restauración”.

Cada vez que decidimos preparar algo en casa con materias primas frescas en vez de llamar a un Delivery o cocinar unas hamburguesas compradas en el super, “estamos tomando una decisión política y remando contra la corriente de un sistema que busca justo lo contrario: quitarnos lo poco que nos quedaba de la producción de comida y convertirnos en meros consumidores”.

“Cocinar es una protesta contra la infiltración de intereses comerciales por cada rendija de nuestras vidas”, afirma Pollan en la introducción del libro.

“Cocinar por el puro placer de hacerlo y dedicar parte de nuestro tiempo de ocio a ello es declarar nuestra independencia de las corporaciones que buscan convertir cada momento en una ocasión para consumir.

Es rechazar la debilitadora idea de que, al menos cuando estamos en casa, producir es un trabajo que debemos dejar a otros, y de que la única forma legítima de ocio es el consumo. Esa dependencia que los vendedores llaman ‘libertad”. Traducido: tus pastas caseras, tu pollo a la mostaza, tu ensalada con vinagreta francesa, tus tartas caseras son actos revolucionarios!

Pollan explica que la cocina ha sido una actividad crucial para el hombre: su aparición significa el inicio de la cultura y la ruptura definitiva con nuestro pasado animal.

La cocina nos hace humanos.

¿Por qué entonces la estamos abandonando? Porque dejar que otros produzcan nuestra comida tuvo su lado bueno -la mujer abandonó el hogar y pudo vivir en igualdad con los hombres-, y lo sigue teniendo, ya que nos permite disponer de más tiempo libre. Siempre nos costará menos preparar una sopa de sobre que una sopa de verdad.

Sin embargo, los costes de esta evolución son altos. Primero, para la salud: la comida industrial procesada tiene más azúcar, más grasas, más sal y más aditivos para alargar su vida útil. Pollan cita un estudio de la Universidad de Harvard que relaciona directamente el abandono de la cocina casera con el aumento de la obesidad en Estados Unidos, y emparenta la comida procesada con el aumento de un buen número de enfermedades.

Y nosotros vamos siguiendo el mismo camino, si no iniciamos nuestra Revolución de Ollas y Sartenes!

Manos a la masa amigos, entonces. Ya!!

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