Clases de cocina personalizada

TALLARINES CASEROS CON PESTO DE ESPINACAS Y ALMENDRAS

Aquellos que amamos cocinar queremos muchas veces sorprender/nos con delicias para el paladar y la vista, claro. Pero otras tantas también queremos alimentarnos bien, sencillamente, y con aquello que disponemos o encontramos atractivo y/o más accesible. Y si coincide con resultar también una exquisitez, fiesta total del paladar, la vista y la…autoestima! La receta que presento no estoy seguro que cumple esta última condición pero creo si, que podrá al menos ser una buena idea sobre la cual preparar un plato de pastas nutritivo, diferente, relativamente rápido y con verduras de estación tal como ahora las espinacas en Buenos Aires, frescas, sabrosas y baratas. Lo preparé una vez, me gustó y lo ofrecí entonces a mi novia, con la restricción esta vez de no ponerle parmesano dado que ella lo detesta (uuuuuuuuuu), pero como no lo encontré tan bueno vuelvo a la receta inicial: pesto con parmesano, como debe ser! Para 2 personas:

PASTA
– 200 g de harina de trigo
–     2 huevos
–     2 cucharaditas de aceite de oliva
–  1/2 cucharadita de sal
–     1 pizca de pimienta blanca

SALSA
– 200 g de hojas de espinacas frescas (más, opcionalmente, un poco de perejil o albahaca, suma sabor)
–     2 dientes grandes de ajo
–     3 cucharadas de almendras
–     2 cucharadas de parmesano rallado
–     1 tacita de aceite de oliva
–        sal y pimienta negra

Preparamos la masa del modo habitual (ver: “Masa para pasta al huevo, técnicas básicas“); estiramos hasta el penúltimo punto y dejamos reposar. Cortamos luego a máquina o cuchillo tiras del ancho deseado y reservamos sobre superficie enharinada y cubiertos.

Procesamos conjuntamente las hojas de espinaca con los dientes de ajo, 2 cucharadas  de almendras y un poco de sal gruesa. Vamos adicionando de a poco el aceite de oliva hasta obtener una textura cremosa. Adicionamos el parmesano rallado, salpimentamos, mezclamos, revisamos sabor y reservamos. Picamos aparte, groseramente, la cucharada restante de almendras.
Ponemos a calentar abundante agua con sal y cuando rompió a hervir echamos dentro la pasta. Retiramos al dente, no más de 2´, mezclamos con el pesto en la misma cacerola aún caliente adicionándole 2 ó 3 cucharadas del líquido de la cocción y servimos de inmediato en platos precalentados, floreando con las almendras picadas y/o parmesano rallado.
Un plato que no estuvo nada mal según el gusto de mi lengua…(escribo esto recordando que mi hija Ceci, siendo muy pequeña, a la pregunta de si le había gustado la comida respondió, justamente, “no es del gusto de mi lengua…”)

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