– 10 g de levadura fresca
– 1 cucharada de miel
– 1 cucharadita de sal
– sal marina, ajo, cebolla, semillas de girasol, amapola, hinojo, etc, para cubrirlos y saborizarlos
– 1 cucharada de miel + 1 cucharadita de sal + 1 cucharadita de bicarbonato de sodio para el agua en la que herviremos los bagels.
Hacemos una corona con la harina y la sal por fuera, volcamos en su centro el agua y disolvemos la levadura desgranada y la miel; con cuidado vamos incorporando la harina al agua mezclando con una cuchara de madera hasta integrar.
Sobre la superficie de trabajo ahora limpia hacemos con cada bollo un chorizo de unos 25 cms de largo, lo unimos en un extremo que humedecemos previamente para asegurar su sellado y colocamos sobre una asadera pincelada con aceite; el agujero del centro debería ser de unos 5 cms de diámetro.
Pincelamos los bagels con aceite, colocamos la asadera dentro de una bolsa plástica y la refrigeramos hasta el día siguiente, de 18 a 24hs.
Retiramos los bagels de la heladera aprox 1 hora antes de hornearlos.
Ponemos a hervir abundante agua en una cacerola de base ancha y le agregamos el bicarbonato de sodio, la sal y la miel.
Preparamos recipientes con los aditamentos con que cubriremos los bagels.
Echamos de a 3 piezas sobre el agua hirviendo, damos vuelta a los 30-40 segundos y hervimos otro tanto; retiramos, escurrimos y colocamos sobre la asadera previamente pincelada con aceite; floreamos con los adicionales elegidos presionando suavemente con las manos.
Horneamos a 220* por unos 20´ hasta que los bagels hayan adquirido un color dorado escuro.
Retiramos y dejamos enfriar sobre rejilla por lo menos 30´ antes de probarlos, una exigente prueba de voluntad por cierto!