– 450 cc de agua
– 15 g de levadura fresca
– 1 cucharadita de sal
– aceite de oliva c/n para pincelar la asadera y la focaccia
– 1 puñado de hojas de romero fresco
– 25 g de tomates secos
– granos de sal gruesa para florear la masa
Hidratamos los tomates secos en agua tibia y una vez hidratados los troceamos.
Como podemos observar empleamos una muy alta proporción de agua en relación con la harina (90%) razón por la cual no es ni necesario ni posible amasar.
En un bol disolvemos la levadura en el agua, adicionamos el azúcar, la harina y finalmente la sal; mezclamos con una cuchara de madera o cornete, cubrimos y dejamos levar hasta que haya aprox duplicado su volumen, unos 60´. Muy fácil.
Encendemos el horno. Pincelamos la asadera con abundante aceite de oliva, volcamos sobre esta la mezcla y con las manos también aceitadas la distribuimos de modo parejo por toda la superficie y la pincelamos luego con más aceite de oliva.
Encendemos el horno. Haciendo una pequeña presión sobre la masa vamos colocando alternadamente hojitas de romero y trozos de los tomates hidratados; floreamos luego con granos de sal gruesa.
Dejamos levar en ambiente cálido y sin corriente de aire por unos 30´, hasta que la masa haya casi duplicado su volumen.
Horneamos en horno bien caliente y temperatura máxima hasta que la focaccia se vea dorada, unos 20´.
Podemos comerla calentita, fría o tibia, es riquísima. Excelente también para sándwiches desde crudo y tomate hasta de lo que osen imaginar…
2 respuestas
La voy a hacer, me parece piola que no haya que amasar!!
Contanos Goren cómo te salió la focaccia, seguramente te vas a sorprender de lo buena!