– 200 g de harina 000
– 1 cucharadita de polvo de hornear
– 40 cc de aceite o manteca derretida
– 100 cc de agua
– 1/2 cucharadita de sal
– 1 pizca de pimienta blanca
COBERTURA
– 1 paquete de espinacas frescas (unos 200 g de hojas)
– 200 g de champignones frescos fileteados
– 200 g de salmón rosado fresco
– 1 tomate mediano pelado y despepitado
– 1 cucharada de azúcar
– 1/2 cucharada de sal
– 1 cucharadita de pimienta blanca
– 1 cucharadita de semillas de hinojo
– 3 cucharadas de manteca
– 1 cucharadita de semillas de hinojo
– 1 cucharada de eneldo
– 1 pote de yogurt natural
– 2 huevos
– 1 cucharadita de pimiento de Ezpeleta
Para preparar el gravlax ponemos el salmón en un bol sobre su piel y lo cubrimos con la mezcla de azúcar, sal, pimienta blanca y semillas de hinojo. Dejamos marinar en heladera por 3 a 4 hs.
En un bol mezclamos los ingredientes de la masa, amasamos hasta integrar y reservamos en bolsa de nylon.
Encendemos el horno. Separamos las hojas de espinacas de los tallos, lavamos, escurrimos bien y salteamos por 1´ en una sartén con una cucharada de manteca; retiramos y dejamos escurrir sobre colador presionando un poco con la mano para quitar más líquido.
Salteamos los champiñones en una sartén con una cucharada de manteca, retiramos y dejamos escurrir sobre un colador.
Cubeteamos el tomate pelado y despepitado. Retiramos el salmón, le quitamos la piel y lo cortamos en trozos pequeños.
Salteamos el tomate en una sartén con la última cucharada de manteca, le incorporamos luego los cubos del salmón, revolvemos y cocinamos por 2´ más.
Batimos ligeramente los huevos con el yogurt, el eneldo y la ezpeleta; salamos con cuidado en razón de que el salmón ya trae bastante sal.
Estiramos la masa bien delgada, forramos la tartera previamente pincelada con aceite o rocío vegetal y cortamos la masa excedente. Colocamos en este orde: las espinacas, los champiñones, los tomates con el salmón y finalmente la mezcla de yogurt.
Horneamos a 180* por unos 40´.
Esperamos a que entibie antes de servir.
Una tarta riquísima sin entrar, como dije al inicio, en odiosas comparaciones