– 100 g de azúcar
– 100 g de manteca pomada
– 1 cucharadita de sal
– 1 huevo
– 1 limón chico, su ralladura
– 275 cc de leche
– 15 g de levadura fresca
– 1 cucharada de canela
– 3 cucharadas de azúcar rubia
En un bol y con la ayuda de una pala de madera amalgamamos la manteca con el azúcar y la sal; mientras mezclamos añadimos el huevo y la ralladura de limón y finalmente la harina y la lecha con la levadura disuelta en ella.
Amasamos por unos 15´ hasta que la masa quede suave, sedosa y elástica (no debe pegarse pero casi); adicionamos siempre la menor cantidad de harina posible.
Bollamos la masa, la colocamos en un recipiente previamente engrasado y tapamos con papel film. Dejamos levar hasta que duplique su volúmen, unas 2 hs.
Volcamos la masa sobre una superficie de trabajo ligeramente enharina, la desgasificamos, enharinamos apenas su superficie y con la ayuda de un palote estiramos hasta formar un rectángulo de unos 40x25cms.
Espolvoreamos sobre su superficie con la mezcla de canela y azúcar rubia y enrollamos por el lado más largo formando un espilar y procuramos sellarlo.
Con la unión para abajo cortamos trozos de unos 3cms de ancho y los colocamos en una asadera dejando espacio como para permitir dupliquen su volúmen. Cubrimos con papel film o repasador húmedo y dejamos levar entre 75´ y 90´ hasta que los bollos se toquen o hayan doblado su tamaño.
Horneamos a 180* hasta que se doren, unos 25´.
Salen súper livianos y riquísimos! Mamá Golde los probó y le parecieron casi casi iguales a los que hacía la bobe Berta…