– 250 a 300 g de kanikama a temperatura ambiente
– 3 paltas maduras
– 1 cucharada de manteca
– 1 cucharada de harina
– 400 cc de leche fría
– 4 huevos + 2 yemas
– 1 cucharada de mostaza de dijon
– 1 puñado pequeño de ciboulette
– sal, pimienta negra, pimienta de cayena
Enmantecamos el o los moldes y los llevamos a frío hasta emplearlos.
Pelamos las paltas, las descarozamos y hacemos un puré junto con la cucharada de dijon, sal, pimienta negra y pimienta de cayena. Picamos o desmenuzamos el kanikama.
Hacemos un roux con la manteca y la harina (derretimos la manteca, incorporamos la harina y cocinamos por unos instantes mezclando), incorporamos la leche fría, subimos el fuego y mezclamos constantemente hasta llegar a hervor de modo de obtener una salsa blanca liviana. Dejamos entibiar, agregamos las yemas de a una, siempre mezclando, el kanikama picado, el puré de paltas y un poco de ciboulette.
Batimos las claras a nieve y las incorporamos a la mezcla, primero un tercio mezclando bien y luego el resto con movimientos envolventes y más cuidado.
Retiramos los moldes de la heladera, los enharinamos y volcamos dentro la mezcla. (Y un “secreto” de cocinero: si con la punta del cuchillo pasamos alrededor del molde de modo de despegar un poco el huevo, el soufllé subirá más vigorosamente).
Horneamos a 180* por unos 25`, según el tamaño del molde, evitando abrir el horno antes de los 15´.
Servimos inmediatamente retiramos del horno. Un sufflé riquísimo, sin entrar en odiosas comparaciones con el de centolla…